Los olvidados - Una pequeña empresaria de estrato cuatro no merece ninguna ayuda
Elsa Martínez es una empresaria de 71 años que maneja un negocio histórico, la Pastelería Florida de la calle 21 con la carrera séptima de Bogotá. La Florida ha sobrevivido a crisis tan grandes como el 9 de abril de 1948. Esta pandemia cogió mal parado al negocio, pues el arreglo de la carrera séptima llevaba muchos meses afectando a la histórica pastelería y panadería.
Doña Elsa genera 90 empleos, pero no tiene ya recursos para pagar la nómina del mes de abril. Como su negocio estaba en crisis por el cierre de la séptima, ningún banco le prestó plata. Igualmente, en su casa no recibe ninguna clase de ayuda, pues es una de las personas pudientes de estrato 4, aquellas que el gobierno piensa que tienen todo arreglado. No parece tener ninguna salida.
Este es uno de los muchos ejemplos de una masa de pequeños y medianos empresarios a los que el gobierno tienen olvidados. Eran relativamente exitosos antes de la crisis, pero el tamaño de sus negocios no le llama la atención a ningún banco, así que el rescate no va a llegar por ese lado. Y como son “ricos” frente a otras personas, deben subsidiar a otros estratos. Una silenciosa tragedia que están viviendo muchas personas.
Para medir la importancia de este negocio, les comparto esta foto del 12 de abril de 1948. El empresario catalán José Granés Mont aparece debajo de las rejas de la puerta de la pastelería, limpiando los destrozos causados durante el Bogotazo. De espaldas, de overol, el gerente de La Florida, Eduardo Martínez, padre de doña Elsa. Eduardo Martínez llegó a trabajar a La Florida en 1940, con 15 años de edad. Después del 9 de abril se puso al frente del negocio, al que aportó recetas inolvidables. En 1972 la familia Granés cedió totalmente el negocio a don Eduardo, que lo conservó hasta su muerte en el año 2002. Una admirable historia, que puede estar a punto de derrumbarse frente al coronavirus.
