¿Un dilema de hace 3 semanas?

El economista Eduardo Sarmiento plantea hoy en El Espectador una reflexión sobre si el aislamiento que estamos viviendo en Colombia se ha justificado. Sarmiento se ha caracterizado por ser un opositor fuerte a este gobierno, como en su momento también lo fue de los gobiernos del presidente Uribe. La columna que hoy publica lo muestra de cuerpo entero y desconoce lo que se está viviendo en otros países. 

En mi opinión este debate que trata de abrir ahora Sarmiento también se planteó hace algunas semanas en otros países y no ha resistido la prueba de la opinión pública cuando se ven cadáveres en fosas comunes y hospitales colapsados. Lo intentó hacer Boris Johnson y terminó con la economía inglesa igualmente afectada y con él mismo en cuidados intensivos. Lo hizo de manera arrogante Trump y ya sabemos como va la cosa en Estados Unidos. Criticar al presidente Duque sin ver el contexto internacional es mezquino, más cuando no se plantea una solución efectiva. 



Aquí va la columna de Eduardo Sarmiento:

"La cuarentena se justificó como una prevención a lo que estaba ocurriendo en Italia y España. En términos concretos, se planteaba evitar el colapso del sistema hospitalario, reducir el crecimiento del número de contagiados (aplanar la curva epidemiológica) y reducir el nivel de contagio y muertes. Las condiciones de España e Italia no se podían dar en Colombia, que tiene un coeficiente de contagio muy inferior. Ahora, en Colombia, entre marzo 24 y abril 13 el número de contaminados pasó de 500 a 2.200 y no le hizo mella al sistema hospitalario. Mientras el número de camas asciende a 40.000, el número de pacientes en cuidados intensivos con el contagio apenas llega a 89. El crecimiento del virus aumentó con respecto al período anterior. Las muertes no variaron en relación con la tendencia histórica y están por debajo del promedio mundial.

A estas alturas no es posible una evaluación precisa de la cuarentena por el retraso entre la adquisición de la enfermedad y la manifestación. A la luz de la información disponible se puede esperar que el efecto sea pequeño y desaparezca cuando se desmonte el aislamiento. En cierta forma se confirma que las acciones para reducir la tasa de contagio, que no es otra cosa que el aplanamiento de la curva epidemiológica, son de reducido alcance. Estamos ante el virus del último siglo que se estabiliza a mayores niveles en los países desarrollados y en algún momento su aumento deja de causar contaminación y decesos.

No obstante que en la semana anterior el presidente Duque anotara que no podía mantener el país encerrado, el Gobierno extendió el aislamiento hasta el 27 de abril. La economía del confinamiento se aplicó durante las guerras con diferentes propósitos. La medida genera un estado de exceso de demanda sobre la oferta. Es contraria al estado regular de las economías que operan con demanda inferior a la producción. Las soluciones convencionales de aumentar la demanda tienen el efecto contrario. Las economías quedan expuestas a estados de desabastecimiento y presiones inflacionarias.

El ahorro se resquebraja. Las empresas pasan a operar con mayores egresos que ingresos y el crédito solo les posterga la quiebra. El peso recae en mayor grado en los sectores de menores ingresos que disponen de menos margen para soportar el estado de mayor gasto sobre los ingresos. Los gobiernos acuden a la emisión monetaria, subsidios y déficits externos para aminorar el desbalance.

La síntesis es lamentable. La confinación no afecta significativamente la tasa de contaminación, y en su lugar, provoca una recesión de exceso de demanda sobre la oferta que precipita una caída de la producción, el empleo y balanza de pagos, y recae en mayor proporción en los sectores de menores ingresos. Los efectos iniciales se reflejan en caídas del 20 % en el consumo de energía eléctrica y las encuestas de producción ya dan una idea de la dimensión del choque. El producto nacional se precipitará en tasas de crecimiento negativas, el empleo se desplomará, el déficit en cuenta corriente se tornará insostenible y la distribución del ingreso continuará deteriorándose.

Las circunstancias obligarán pronto al país a desmontar gradualmente el confinamiento y sustituirlo por la separación selectiva de los contagiados en hospitales, y adoptar un plan de reactivación dentro de un nuevo modelo que recupere el crecimiento y mejore en forma apreciable la distribución del ingreso."

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