Volver a la calle

Les comparto este buen escrito de mi amigo de infancia Julián Arbeláez.

“Después de la neumonía que me afectó en enero tenia cierto temor a contraer alguna gripa o afección y ahora se ha reforzado por todas partes; por las redes, la tele y hasta mis intestinos, del temor pasé a alarmarme y llegar al pánico; la curva tocó su pico más alto sin aplanarse pero les quiero decir que mayo no me coge más en la casa, debo recibir el sol así llueva.

Ojalá sea trotando o en la bicicleta, encontrar gente de esa que nos calienta un café cuando rendidos nos paramos en alguna casa campesina, de esas que en un asiento de baqueta en la parte de afuera enfrente de su casa; allí se sientan a esperar que pase alguien y quiero ser Yo. Y ellos, aunque el cielo nublado, esperan el sol o el arco iris, sin prisa. 

Aún tal vez y como siempre debe haber gente yendo al cementerio y despidiendo a los amigos; las lágrimas no faltarán ni han faltado nunca pero debemos seguir de la mejor manera con tacto pero sin terror, sabiendo de la amenaza pero sin cobardía; quiero dormir en aguas termales.  

En poco tiempo después quiero ver de ese tipo de personas que siguen bailando en la fiesta bajo la lluvia aunque los amigos y los músicos ya se hayan ido. 

Después ya entrado el verano ver niños con sus padres soplando burbujas de jabón encantados cuando vuelan las palomas.  No, el mundo no va a acabar ni estamos cerca del final hay abrazos por repartir kilómetros por recorrer y muchas brazadas por dar. 

En agosto cuando los niños que vuelan sus cometas de verano y estén soñando con llegar al cielo, quiero estar con la  gente de Latinoamérica ahí en las ruinas incas juntando muchos amigos. De ida y regreso hartarme de frutas por el camino.

Y ojalá lo pueda hacer con mi hijo y los amigos. En cada fonda parar por una cerveza y tomarme un aguardiente.

Dios quiera que todo salga bien y que los que lloraron por sus parientes y amigos ya hayan sanado; que la luna como hoy brille, más iluminada que nunca, en la oscuridad como si nada hubiera pasado. 

No es un nuevo comienzo; es seguir con lo que nos faltaba y decididamente hacerlo tal vez sin derroche pero hacerlo; ya llegaran las luces de navidad y las ilusiones por un mejor mañana encenderán todos los corazones.

Tal vez nos toque recibir al Niño Dios con tapabocas pero vamos a seguir con guantes en las manos y agallas en el corazón por la patria, la familia, por la gente que siempre me acompañó, por mi salud. 

Julián Arbeláez C.”



Tal vez nos toque recibir al Niño Dios con tapabocas pero vamos a seguir con guantes en las manos y agallas en el corazón por la patria, la familia, por la gente que siempre me acompañó, por mi salud. 

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