No se puede tolerar la pequeña corrupción

En redes sociales está apareciendo una nueva clase de empresarios que aprovechan la actual situación de necesidad de elementos médicos y de alimentos que vive Colombia. Uno de los post que me ha llamado la atención es el siguiente:


No hay que tener dos dedos de frente para saber que este empresario está buscando armar kits de alimentación, con los famosos lomos de atún incluidos. ¿Que es lo que me llama la atención de este pedido, que puede acercarse a los 1000 millones de pesos?
  1. Este empresario no pertenece al sector de distribución de alimentos. Cualquier persona que esté en el negocio consigue estas cantidades en un par de llamadas, sin buscar en Facebook. La prueba es que en 10 minutos alguien le escribió diciéndole que le podía suministrar todo el pedido. 
  2. Alguien le está haciendo este pedido a nuestro hombre, pues no parece que él haya decidido salir a comprar kits de alimentos a ver qué pasa. Y ese alguien no puede ser más que una entidad oficial, comprando a dedo. Digo a dedo, pues suena muy raro que le estén haciendo el pedido a alguien por fuera del sector de alimentos.
  3. Empresarios sin experiencia vendiéndole a una entidad oficial kits de alimentación, es un titular que ya hemos visto en estos días. 
Un par de verificaciones me muestran que este nuevo suministrador de kits de alimentación era hasta hace un mes un vendedor de manillas de la selección Colombia y que no tenía nada que ver con este nuevo nicho, que surge de la necesidad de alimentar a familias hambrientas. En el mejor de los casos, cualquier intermediación ya encarece el kit de alimentos que se hubiera podido comprar a un empresario del sector.

Otro ejemplo es este, de un negocio que también puede valer 1000 millones:



La pésima y anti técnica redacción del post hace ver que este otro empresario no tiene mucha idea del producto que está pidiendo. Igual que en el caso anterior, muchos empresarios del sector le ofrecieron inmediatamente suministrarle los tapabocas, para que nuestro amigo se los venda a una entidad oficial con su correspondiente intermediación. En este nuevo caso, la experiencia previa de este emprendedor era la producción de una pequeña marca de café gourmet. 

Muchas dirán que hay que reinventarse y aprovechar a los amigos bien colocados en esta época de crisis. Que en estas crisis es que sale la creatividad y versatilidad de nuestros empresarios. Que los colombianos no nos varamos. Así, en el Tolima una papelería de Ibagué le vendió carrotanques de agua a 5 millones el viaje a la alcaldía de San Luis. Y ya todos hemos oido de las latas de atún vendidas a precios exhorbitantes por empresas recién constituidas, a varios municipios del país.

Yo pienso que este tipo de cosas no deberían tolerarse. Si dejamos pasar estas situaciones, todo este inmenso sufrimiento colectivo fue en vano. 

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